BALADAS HEBREAS Y OTROS POEMAS
Sefarad Editores
Else Lasker-Schuler
134 Págs.
Paradójica suerte la de Else Lasker-Schuler: en su época los alemanes condenan sus libros a engrosar el montículo de los condenados a la pira por entartete art, arte denegado. Y eso poco después de que se le concediera la más alta distinción de las letras alemanas, el premio Kleist. Cuando en el trágico 1933 llega por primera vez a Israel no la quieren bien, es decir no la leen, porque escribe en la lengua del enemigo, la lengua anatematizada. Ahora sus “malas patrias”- Alemania, tierra natal, e Israel, tierra de su sepultura- se la disputan, rasgándose las vestiduras, pretendiéndola su poeta nacional.
Un librero entrañable y longevo de Jerusalén, amigo de Gershom Scholem y de Martin Buber, la recordaba en el único café por entonces de los insomnes de la ciudad, Atara; estrafalaria, casi desarrapada, excéntrica siempre y sin un céntimo para pagar su magra consumición, extrayendo para ello papelitos dorados del seno y entregándolos al destemplado camarero como si fueran joyas o soles.
(Del prólogo de LUISA FUTORANSKY).